¿Alguien ordenó postre en la cama?

Hablemos de la realidad detrás del coito anal. Esa preguntita que viene en automático después de tres meses de relación: 

• Y el x pa’ cuando? (y no estamos hablando del anillo).

Antes ni mencionarlo, un tabú extremadamente reprimido y castigado.

• Sólo con fines reproductivos, decían ellos. 

Hoy en día esta práctica se ha vuelto toda una prueba de amor y con tiempo limitado. Los hechos están claros, el rol del esfínter (anillo muscular que rodea del ano) es mantener cerrado el ano y lo controla el sistema nervioso, pero para nuestra suerte podemos contraerlo y relajarlo voluntariamente.

Ahora, el músculo hay que ejercitarlo, adaptarlo y condicionarlo. Esto requiere mucho esfuerzo señores, y lo más importante aquí es prestar mucha atención a la lubricación. Como sabemos, el ano y el recto no producen fluidos que realmente faciliten la penetración. Dicho esto, sin una excitación (en su máxima potencia) no existe un coito anal seguro ni placentero. Menciono la palabra segura porque es MUUUUY importante tener en cuenta que el ano tiene muchas terminaciones nerviosas, por esto debemos ser muy cautelosos y saber decir “SUAAVE” – “¡ALTO!” – “SIIIGUEEE” o designar un safe-word que le indique a su compañero o compañera que debe parar o disminuir el ritmo. 

Como he dicho antes, la comunicación durante el sexo es imprescindible. 

El objetivo de tener sexo es GOZAR, concéntrate en lograrlo. Comunícale a tu pareja si te está gustando, o si prefieres “dejarlo para mañana” (que nunca pasa). Recuerda que si una posición no te acomoda, ¡CÁMBIALA! ¿A quién no le gustan unas cuantas acrobacias en la cama? 

En otros casos te diría, ayúdate con lubricantes comerciales (que es más fácil) pero esta vez vámonos primero por lo NATURAL y pongámosle empeño a esto. Total, mucha gente anda por ahí disfrutando y tú perdiéndotelo por miedo a tratar.

Peeeero si vas a utilizar lubricantes, asegúrate de que sean a base de agua para que el preservativo no se vea afectado. ¡Ah! Ya que les mencioné el condón, es importante decirles que particularmente este músculo tiende a sufrir daños, fisuras o pequeñas heridas, por lo que el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual es mucho mayor (anótenlo por ahí). 

Lo primero es que el coito anal no es la entrada de una comida, lo ideal es que sea el postre (the cherry on top). Una frase muy sabia dice que uno nunca puede adelantarse a los acontecimientos. A través del coito oral y la penetración vaginal puedes lograr alcanzar un nivel de excitación total, donde tu cuerpo y mente estén relajados y preparados para el coito anal. Sin olvidar que, SIEMPRE tienes la alternativa de acudir a la masturbación centrada en el clítoris de manera simultánea durante el coito anal (dato MUY importante).  

La importancia de mantener el coito anal como postre tiene mucho que ver con la higiene y el sexo seguro. Conservarlo como último plato evita que la mucosa del recto termine dentro de la vagina (porque si esto pasa, es una infección de librito -candidiasis vaginal-). 

Prestemos atención a los detalles, la ambientación es súper clave en el proceso, una velita y/o una musiquita de fondo no le hace daño a nadie. Relajar el ano es fundamental en esta práctica, si estás muy nervioso/a (siempre se está un poco nervioso/a) quizás no sea el momento. Ahora, recuerda que hace años luz que esto viene sucediendo (desde siglos a.C.), NO ES CIENCIA NUCLEAR. Pero amerita esfuerzo, dedicación y paciencia. 

Si eres primerizo/a no te vayas a creer que lo vas a lograr en el primer intento. La clave es mantener la mente y la boca abierta, sin miedo a pedir cambios de posición o a pedir ayuda con la estimulación. Al final, esto es para disfrutarlo, no para sudarlo. Y claro, sin una pareja sexual complaciente y comprensiva, no vas a disfrutar nada de nada. 

Recapitulando, la lubricación del ano es nula, lo que requiere del uso de la lubricación vaginal y del líquido pre-eyaculatorio del hombre, TIENES que usarlos. Por eso, insisto, este es el postre 😬. 

¡Bon Appétit!

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