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Política

Debates y elecciones

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Desde el debate del profesor Juan Bosch y el padre Láutico García en 1962, en el país no se ha disfrutado de una confrontación entre figuras y menos entre líderes políticos de relevancia.

El intercambio, moderado por el periodista Salvador Pittaluga Nivar, fue ganado por el entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) pues su rival reconoció que eran infundadas las acusaciones de comunista que le había formulado.

Por el miedo en la población generado por la Revolución Cubana, ese debate, cuando el trujillismo todavía estaba intacto en las masas populares, era primordial para Bosch.

Pero salir airoso en los debates no determina el triunfo en las votaciones. Mucho se habla de la confrontación en Estados Unidos entre el joven candidato presidencial demócrata, John F. Kennedy, y el veterano republicano Richard N. Nixon. Kennedy, que era senador, triunfó en imagen.

Gestos ensayados, bien vestido y enfatización de los asuntos que conocía. Sin embargo, Nixon, que era vicepresidente, demostró más dominio de los problemas internos y externos. El intercambio ayudó, pero no bastó para que Kennedy ganara las elecciones.

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En el debate sobre las votaciones españolas las evaluaciones dieron ganador a Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, pero en las urnas la victoria fue para Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Claro, tanto en Estados Unidos, España y muchos países los debates son obligatorios y no sujeto a la voluntad, como aquí, de los contendientes.

En 1996, José Francisco Peña Gómez, el más grande orador que ha tenido el país, rechazó enfrentarse a Leonel Fernández, porque entendía que no obtendría réditos.

Pero de seguro que se hubiera batido con un Bosch o un Joaquín Balaguer si la ocasión se hubiera presentado.

Ese Leonel que retó a Peña Gómez, en 2008 rehusó participar en un debate con los candidatos opositores bajo el alegato de que no sabían conceptualizar. Ahora fue el primero que aceptó enfrentarse a Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), y Gonzalo Castillo, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), porque entendía que podía obtener algún provecho.

Sin cultura de debate, la realidad indica que en tanto no sean obligatorios será muy difícil disfrutar de un tú a tú entre los principales candidatos presidenciales, aunque sea para hablar de sus programas de Gobierno.

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Los aspirantes que no se consideren aptos o que entiendan que las circunstancias no les favorezcan buscarán siempre un pretexto para excusarse, como ha ocurrido con la frustrada convocatoria de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (Anje) a los tres candidatos presidenciales.

Por: Luis Pérez Casanova

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