El cambio imprescindible

A guisa del método dialéctico, la ley de la transformación marcha, indeteniblemente, como el carrusel de la inteligencia artificial. Mercadológicamente impactan en la atracción del voto el racional, cautivado por la satisfacción de la trilogía “pan, techo y empleo”, y el emocional, como el eslogan, el hechizo matriz de campaña para ganar.

El poder desgasta, más cuando los actos de los gobiernos descienden los niveles medios y bajos de la pirámide social. Y sus candidatos suben pasajeramente –en una fallida imitación del salto del canguro- en la dantesca chimenea de las propinas, porque son muchos los que aparentan que les compensarán con una boleta pero que, en esencia, les juegan trastadas.
Y, en el manoseo de esas dádivas, se triunfa electoralmente donde florea, con el fulgor de las palabras y los sonidos, el eslogan que fragancia el cambio.

La dialéctica se erige entre los que están (representación de lo viejo) y los que vienen (encarnación de lo novedoso). La saturación, que atiza la descompensación comunitaria, banderea a cargo de envejecidos burócratas, que miran de reojo, pronuncian discursos pálidos y pregonan que harán lo que nunca han hecho.

Lo que está. Los medios se atestan de denuncias que pinchan imágenes: corrupción, impunidad, despilfarro, clientelismo, endeudamiento, intolerancia, delincuencia, exclusión, desempleo, desequilibrio salarial, desigualdad, disminución educativa, control palaciego del Congreso/Justicia, crecimiento sin desarrollo y brote denominado oligarquía peledeísta.
Lo que viene (Luis Abinader-PRM): refundar el Estado.

Apoyar a jóvenes con trabajo e incubadoras, a mujeres, ley de protección social, 600 mil empleos, reducir corrupción y el gasto en transparencia y rendición de cuentas, tecnologías información/comunicativa y comercio electrónico; mejorar luz, agua y transporte.

Además, ampliar Observatorio de Seguridad Ciudadana, simplificación tributaria; turismo más cultural, ecológico y salud; sostenibilidad ambiental; poder ciudadano y no clientelismo por derechos, equilibrar los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; reorganizar Consejos Municipales y Provinciales, mejorar alimentación, educación y salud; inclusión e industria cultural.

Si los que gobiernan emanan cansancio y los que aspiran a sustituirles irradian hambre de ejecutar proyectos novedosos, más oportuno sería salir de ese círculo, para desarticular eventuales perturbaciones comunitarias. Para quitarle presión a la olla social, favorece aplicar la teoría del equilibrio, y abrir paso a un nuevo liderazgo gubernamental.

La renovación propuesta por Abinader aconseja que sea macrosocial (empleos, seguridad social, etc.) gradual y expansiva, en la ondulación de la doctrina estructural funcionalista del statu quo. Tendrá que ser, también, paradigmática, con énfasis de las reestructuraciones económicas, políticas, ambientales y socio-culturales, matizando en los valores y las normas.

El 5 de julio usted podrá ayudar a reemplazar el bastón de mando en la jefatura del Estado, para sepultar la incompetencia caótica, y revolucionar para una mejor inspiración….

Por: Oscar López Reyes.