Opinión
Entre desescalada y votaciones
El coronavirus comenzó a espandirse por el mundo en enero luego de más de un mes –que se sepa- de que China lo mantuviera escondido, pero no fue hasta el 11 de marzo cuando la Organización Mundial de la Salud, OMS, lo declarara como una pandemia.
En República Dominicana, el primer caso –un italiano llegado al país la primera semana de marzo y se alojó en un hotel del este- se registró oficialmente en el borde mismo de las elecciones municipales del 15 de marzo. El gobieno y las autoridades electorales se la jugaron y siguieron hacia adelante con las votaciones, para evitar nuevos tropezones, después del lío de febrero. El desarrollo del coronavirus en marzo era tan evidente, tan peligroso, que cuatro días después, el 19 de marzo, se impuso el estado de emergencia, el cierre de fronteras, distanciamiento, toque de queda.
En el país, estos tres meses de lucha contra la pandemia –con más de 500 mil muertos y ocho millones de infectados por todo el mundo- ha estado bajo la embestida de críticas opositoras por razones política electoral. Los médicos que conforman la comisión oficial de lucha contra la pandemia han recomendado no seguir la desescalada porque las cifras de contagios y fallecimientos indica que el coronavirus no está bajo control.
La bullanguería opositora y mediática desafecta pública acusa a las autoridades de pretender atemorizar para que no vayan a votar. Los médicos advierten los peligros. Las estadísticas de infectados y fallecimientos están ahí. Cada cual que tome sus decisiones.
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