Opinión
Margarita, Estado y serendipia
Muchas personas conjeturan acerca de la serendipia en diversos sentidos, siendo la conclusión más socorrida sobre el concepto la que lo vincula con el hallazgo de algo extraordinario por medio [o partir] de un acontecimiento fortuito, casual.
En mi opinión la cuestión reclama, además, una suerte de predisposición aptitudinal, un terreno fértil que engarce con la emergencia de lo fortuito y pueda, en esta conjunción, producir lo extraordinario.Hago este exordio para poner en perspectiva el tema de la sucesión presidencial prevista en el artículo 129 de la Constitución de la República y mi preocupación particular acerca de los criterios -si en sentido general pudiera hablarse de tal cosa)- en función de los cuales han sido elegidos las candidatas y candidatos a vicepresidente de los partidos más importantes de oposición. Se ha convertido en una práctica aviesa -y engañosa para nuestra democracia- elegir candidatos o candidatas a la vicepresidencia a personas que estimulen en la psicología de los electores ese componente emocional que tanto perturba la elección racional; o cuando no, a alguien que asegura a uno de los aliados en ciertas coaliciones el trozo del pastel o el cobro de las facturas pendientes. Y en el peor supuesto, a alguien tan torpe, inepto o mediocre que no haga sombras al presidente electo y sus aspiraciones de hegemonía o continuismo.
En el caso de la República Dominicana -y dado que, como ya dije, el o la vicepresidente es alguien que, por una casualidad, podría convertirse en presidente- debemos plantearnos la hipótesis futurible de tal sustitución -y la posible y subsecuente ocurrencia de un desempeño extraordinario-, a partir de las causas y razones que, analizadas fríamente, dieron origen a las selecciones de tales candidatas o candidatos, las cuales aquí todos conocemos. Pero como indico más arriba la serendipia solo puede esperarse de una persona con la predisposición formativa y aptitudinal precisa para ello. En mi modestísima opinión, esos factores solo se conjugan en Margarita Cedeño de Fernández.
En Margarita convergen la aptitud personal (sencillez, simpatía, carisma) de que es dueña, con su experiencia en el manejo de la desigualdad -el mayor reto que enfrentan todos los estados hoy día-, factores que la ofrecen al electorado como la candidata con la predisposición intelectual para proponer, incluso, un nuevo relato sobre la desigualdad, con tendencia a su disminución. ¡Ahí si hay material para una serendipia!
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