Una modalidad contradictoria

Dinorah García Romero.

La prensa escrita y otros medios de comunicación del país presentan, en titulares de diferentes tamaños, la noticia ofrecida por el Ministro de Educación de la República Dominicana, el Lic. Antonio Peña Mirabal. Él expresa con mucha tranquilidad y satisfacción que siete mil (7,000) maestros que aprobaron el Concurso de Oposición en el 2019 van a ser recontratados. La contratación anual de profesores tiene cierto parecido con el contrato al vapor. Estamos hablando de una contratación rápida que tiene como fecha de caducidad un año. Esta es una modalidad que se  prioriza ahora y resulta preocupante. Es obvio que uno de los rasgos de la sociedad del conocimiento es que el empleo adquiere carácter de transitoriedad, es algo efímero.  Hemos de estar preparados para una permanencia fugaz en los trabajos. Cada época tiene sus especificidades y el mayor porcentaje de las mismas responde de forma adecuada a las necesidades y a las demandas humanas y sociales. Hay otras especificidades, como la que aborda este artículo, que han de  ser repensadas con mayor equilibrio y en coherencia con la naturaleza  del ámbito en el que se han de aplicar.

La República Dominicana lleva décadas analizando, reformulando y buscando asesorías especializadas en el exterior para avanzar hacia la calidad de la educación preuniversitaria.   Esta búsqueda ha implicado a toda la sociedad, la cual después de una lucha creativa y tenaz en pos del 4 %, logró, por fin, que se obtuviera un apoyo económico más decente para la educación. Si se repasa detenidamente la Estrategia Nacional de Desarrollo; el Pacto Nacional para la Reforma Educativa, 2014-2030 y el Plan Estratégico del MINERD, se constatan planteamientos que tienen como prioridad la calidad de la educación preuniversitaria. La constatación de esta necesidad y de los compromisos en estos documentos –que, a su vez, están legitimados por el discurso de los funcionarios del Ministerio y hasta del Presidente de la República sobre calidad de la educación- mueve a preocupación.  Se observa que la contratación y recontratación anual de maestros afecta lo expresado en los tres documentos programáticos y en el discurso sobre calidad de la educación. Estamos frente a una abierta contradicción. La contratación anual genera inseguridad laboral y existencial. En estado de inseguridad de doble dirección, como se evidencia, ningún maestro se apropia del currículo; y mucho menos se va a esforzar por potenciar los aprendizajes de calidad de cada estudiante con la profundidad requerida.

En el Ministerio de Educación se fomenta el contrato para la sobrevivencia, no para cualificar la calidad de los aprendizajes y la efectividad de los docentes. Pero el ámbito educativo no resiste experimentos que debiliten la calidad de los aprendizajes y de la enseñanza. La permanencia de un maestro ha de garantizarse con el establecimiento de contratos por un período amplio, no menos de cinco años, para que pueda aterrizar en el centro educativo al que ha sido incardinado. Además, el proceso de adaptación al centro educativo y al aula; así como a las relaciones con las madres y padres de los estudiantes, requiere un maestro consciente de su estabilidad laboral y sin el sobresalto de que depende del aire político que sople en la Regional de Educación y en el Distrito Educativo al que pertenezca el centro educativo en el que labora. Esta modalidad de contratación de docentes activa muchos interrogantes.  Algunos son cruciales: ¿El 4 % ya no da para más?¿Interesa la calidad de la educación? ¿Se pretende ahondar la fragmentación de la identidad del maestro? ¿Se puede saber cuál es el horizonte real de la educación preuniversitaria? Las contradicciones afectan el desarrollo integral de los procesos educativos. Es importante que el proyecto educativo nacional priorice políticas y decisiones educativas que permitan avanzar integralmente. Es necesario superar decisiones que vulneran el sistema educativo dominicano y la credibilidad del Ministerio de Educación.