Una noche tenebrosa

Una noche tenebrosa, la Ambición decidió convocar al Odio y al Rencor a una reunión secreta con carácter de urgencia. Cosas de alta traición se planificaron esa noche. Los tres se juntaron y acordaron, como único punto, dejar a un lado a la Honestidad. Y, de paso, echar a un rincón las enseñanzas del maestro. Para tal fin, diseñaron y pusieron en práctica una campaña de puro descrédito en contra de la persona que ellos consideraban sería un obstáculo transversal para poder continuar gobernando.

Dentro de la lluvia de ideas estaba no solo acuchillar a la Amistad, sino además aprovechar la acción perversa y de una vez atacar a la Prudencia y al respeto, a la Inteligencia y a la Sabiduría, a la Inocencia y a la Simpatía, y a todos aquellos que fuesen señalados por ellos como piedras molestosas para sus fines maliciosos.
Los tres primeros buscaron apoyo en la Terquedad, la Tozudez, la Ingratitud, el Deshonor y etcétera. Pero como no existe nada tan malo que no tenga en el fondo algo bueno. Los tres primeros cometieron un error, el más grande de todos los errores, olvidaron que las fuerzas del mal nunca han podido vencer a las fuerzas del bien.
Hoy día, a pesar de todos los desafueros y las constantes intentonas, no han podido lograr festejar a sus anchas. Parecen estancados, enchivados en medio de un extenso lodazar. Los cuestionamientos les caen a chorros. Las masas están despertando del letargo y no se sienten verdaderamente conforme con todas las diabluras ejecutadas tan solo para beneficio de una cúpula.

Lo mortificante para ellos es que la Honestidad y sus seguidores no han perecido. Se mantienen luchando tal y como les instruyó el maestro. Avanzando como si fuesen valientes guerreros del ejército de un león. A pasos de vencedores por el camino seguro.

Por: Oquendo Medina